
David & Alondra
Cómo empezó todo


Un encuentro divino: El día que nos conocimos
Nuestro primer acercamiento fue verdaderamente especial, pues ocurrió en medio de un encuentro con Dios.
A lo largo de toda la jornada espiritual, experimentamos la presencia junto con el amor de Dios de una forma profunda y hermosa.
Desde aquel momento sagrado, nuestros corazones quedaron unidos.


Primera cita
Para nuestra primera cita elegimos algo que ambos habíamos soñado vivir: ver El Rey León con orquesta en vivo. La música y la historia nos envolvieron, transportándonos a un mundo mágico.
El momento más especial llegó cuando sonó “Esta noche es para amar”. Fue entonces cuando nuestras manos se encontraron por primera vez. Ese gesto, tan sencillo pero tan lleno de significado, marcó el inicio de algo único. Desde aquella noche inolvidable, esa canción ocupa un lugar muy especial en nuestros corazones
Oficialmente novios
Cuando decidimos dar el gran paso de iniciar una relación formal, lo hicimos con el corazón guiado por Dios. Antes de confirmarlo, atravesamos un tiempo de ayuno y oración, buscando discernir Su voluntad. Aunque en nuestros corazones ya sabíamos la respuesta, era importante contar también con la aprobación de nuestros padres y, sobre todo, con la paz de saber que estábamos caminando conforme a lo que el Señor deseaba para nosotros.
Los nervios eran inevitables como suele suceder en los momentos importantes, pero también nos acompañaba una profunda emoción y expectativa. Pasamos aquella tarde conversando, jugando y conociéndonos de una manera más profunda, sin prisas, disfrutando plenamente de nuestra compañía.


La propuesta
La propuesta fue un proceso lleno de amor y significado. Antes del gran momento, decidimos hacer las cosas con intención y respeto, así que David habló con mis padres para pedir mi mano, en un gesto sincero que honró nuestras tradiciones familiares y reflejó nuestro deseo de construir una vida con bases sólidas.
Después llegó el momento oficial, rodeados de nuestras familias más cercanas. Fue una celebración íntima, llena de risas, cantos, emociones y, sobre todo, la presencia de Dios. Ese día sellamos nuestro compromiso, no solo entre nosotros, sino también con el respaldo y la bendición de quienes nos aman.
Sentimos que el cielo sonreía sobre nosotros, y comprendimos que el amor no solo se elige, sino que también se confirma cuando caminas de la mano con Dios. Desde entonces, llevamos ese día en el alma como el inicio de una promesa eterna..


Nuestra boda
Pronto llegará el día más especial en nuestras vidas. Estamos profundamente emocionados de compartir este momento único con todos ustedes, nuestros familiares y amigos más queridos.
Sabemos que Dios nos bendecirá de manera especial en este día y no hay nada que nos haga más felices que tener a las personas que más amamos presentes para celebrar. Poder compartir esta bendición divina rodeados de nuestra familia y amigos será lo más hermoso y significativo de esta nueva etapa que comenzamos juntos.